22 ago 2011

Colisiones estelares

Las yemas de sus dedos trazaban el camino a seguir. Camino que terminaba en otro y así sucesivamente, enredándoseles en el pelo. Los cruces de miradas en los pasos de peatón, sin semáforos, eran responsables de las colisiones estelares.
El cielo ardiendo, los ojos cerrados, y los metros de piel abandonados al recorrer de sus uñas, leves, imprevisibles.
Las baldosas frías, todas. El escenario, sin cortinas ni luces. Pero el público sí que no faltaba.
Ni aquel romper en aplausos sentidos
que agrietaba, aún más, el suelo.

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Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti