15 mar 2012

Un día

Viniste al final sólo para retirarme el pelo de la cara mientras miraba hacia abajo.
Sólo para darme la mano cuando el vértigo hizo el resto.
Sólo para besarme dulce y suavemente la comisura de los labios.
Para morderme el cuello.

Viniste sin maletas para quedarte.
O quizás eso fue una conclusión sólo mía.
Viniste para verme mirar(te). Estoy convencida.

Viniste para dibujarme las cosas que no entendía.
Para subrayarme las partes menos importantes,
las que siempre se me escapan antes de que consiga alcanzarlas
y quitarle las máscaras.

Viniste un día.
Para sacarme los colores.
Para sacarme fotos.
Para sacarme lo que no me había(s) sacado aún.

Para saquearme los últimos atisbos de confianza
que sobrevivieron a la última revolución.
A la última masacre.
A la sangre de versos sin pluma.
A la voz de aquella garganta, seca y sin piedad.
Al humo de cigarrillos, de incienso.

Viniste para (no) decirme que te ibas.
Para (no) decirme adiós.
Por eso (no) podías dejar de venir.
Ni yo de verte llegar.
                 
(Todavía) espero el día en que te irás.
Con una espesa capa de bruma
para no verte venir
una vez más.
Con el arcoiris puesto
entre mis pestañas y lo demás.
Como señal de aviso.

Sólo dejaré que vengas
para continuar,
de lo contrario,
(por mi)
Te puedes quedar
donde (no) estás
hace tiempo.


8 mar 2012

Certezas de media noche

Resurgiré.
Resurgire(mos).

Redundancias recurrentes

Jugamos a irnos
para volver a volver.

[Siempre] estamos volviendo.

Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti