30 mar 2010

Oscuridad buscada

Introducías lentamente tu pulgar en su herida ante mi atónita mirada, mientras los que nos rodeaban miraban a otra parte. Supiste elegir el momento. Siempre lo hacías... ¡Bravo!-No te lo diría de no ser porque lo tenías muy bien estudiado. Y has seguido tu plan trazado, sin un sólo error. Lo has medido, y seguido al pie de la letra-.
A la par que la música sonaba y las luces de aquel tugurio de mala muerte centelleaban. Y las estrellas, aquella noche, en caparazones, ávidas corazas ante los posibles ataques de sus iguales, dado el espectáculo que presenciaban, se cuidaban de que la historia se repitiera por esa vez, en primera persona...

Deslumbrabas a mis palabras escritas en trozos de tu inercia pasajera, en tantos aviones de hojalata. Como respuesta, mis palabras se disfrazaban para no llamar la atención en tal desfile de máscaras.
Me gustaría tanto haberte dicho en su momento aquel torrente de palabras sin colorantes ni conservantes, sin nada, auténticas, que estaban listas para salir pero en él último momento, conseguí que dieran marcha atrás, por mi garganta, y según bajaban, supe que nunca iba a estar contenta por ello. Más bien al contrario...
Lo cierto, es que lo único que recuerdo con cierta claridad de aquella noche es precisamente el momento en que salimos del bar, la luz de la farola de enfrente te alumbraba sacando a relucir tus peores caras, él a oscuras, yo entre-medias... Tuve que elegir, y pasé al lado de la oscuridad absoluta sin una sola de mis recurrentes dudas. Sin una sola de tus recurrentes miradas.
Sumidos en el más absoluto silencio, el callejón se nos hizo larguísimo y sin salida, y la luna tan lejos ni siquiera alumbraba. La oscuridad se respiraba. Los relojes ya no giraban, el aire amalgamado y tú, ya no estabas.

1 comentario:

Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti