10 ene 2011

Ya.

Nadar en Madrid es de todo menos una tarea fácil... Sobre todo por las intensas corrientes que, muchas veces, nos empujan y no encontramos el instante exacto para que nuestra voz pronuncie el basta más profundo que, recordemos, hayamos emitido jamás, y logremos huir ya sea por la derecha o la izquierda. La verdad es que ni siquiera las agujetas resultan llevaderas. Duelen a cada palabra escrita, a cada silencio contenido, apretado, amordazado..., abrazo que grita... a duras penas. La verdad es que ya podríamos ponernos en forma al menos, al final de toda esta aventura.

A veces, cuando vuelvo a posar mis pies en la tierra, dejo rodar mi mirada cuesta abajo, en busca del mar, furtiva, sin encontrar respuestas. Como mis tantas preguntas solitarias y semi-olvidadas, empolvadas de tiempo en la estantería. Qué bueno fue tener 4 ó 5 años y que se consideraran políticamente correctas. No sé cuánto tiempo ha de pasar, ni si tendré el aguante que espero tener. No sé si mis alas seguirán en plena forma cuando vuelva a aterrizar en mi casilla de salida. Porque volver siempre fue una norma inquebrantable entre mis principios, lo único que me queda cuando me parece que no queda nada. Aunque quede. Y es que a veces no Cursivasabemos apreciar las realidades, que se nos derraman encima como un café ardiendo y nos muerden la falda como perros rabiosos, desgarrando los bordes de las mañanas. Y es que nos derrumbamos como si nos cayera el dominó del cielo, pieza por pieza. En lugar de levantarnos y correr, escapar de ese momento en que nos parece ver de reojo pasar por nuestra cabeza la leve idea de que no podemos más. Y cuando ya estemos lo suficientemente lejos, nos plantearemos si de verdad es lo suficientemente lejos. Y entonces nos parecerá cerca hasta el rincón más recóndito, hasta la caricia más fría, hasta el silencio manoseado, calculado y mágicamente estructurado.

No sé dónde empieza el final de la popa de mi barco, pero sacaré la vela. A ver si el viento me vacía de sentidos perdidos, y me lleno sin querer de Cursivaluegos. Para cuandoCursiva ya sea tarde.

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Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti