30 may 2011

Próxima estación: Tu vida

Si nadas lejos, perderás de vista la arena y cuando no la puedas pisar lo más seguro es que, llegará un momento, en que la necesites...

Lo cierto es que no recordaba esas palabras que escuchó por primera vez de su boca. La misma que le costaba un mundo olvidar, de labios trazados, delicados, como en un lienzo, matemáticamente calculados para que cuando se estamparan en algún lugar, dejaran huellas imperecederas. A pesar del tiempo.

Le costó pero consiguió trasladarse algunos años atrás, cuando la brisa era el único de sus problemas. El viento soplaba, bravo, sin ningún complejo, llevándose sus restos de sentimientos, tirándolos por tierra. Y la arena en la boca. Eso sí era del todo molesto. Pero la sensación del aire envolviéndole los pies mojados por el mar le quitaban peso a todo. Incluso a que su cabeza no siguiera allí, con él.

Mirar su muñeca, como si echara en falta un en-mala-hora-concebido instrumento para medir artificialmente sus momentos. Qué paradoja... Y la ventana siempre abierta de aquella casa algunos metros más allá, con las cortinas blancas, de lino, volando hasta el mar. No entendía cómo no se mojaban. Siempre estaban de un blanco radiante... Le dolían los ojos de mirar, y no paraba de hacerlo hasta que las lágrimas le advertían que ya no podía seguir haciéndolo. Y todo se le volvía blanco...

Y de golpe al momento actual.

Sobre aquella cama, doble, con una plaza libre. Con una manta que en invierno era demasiado poco cálida y en verano siempre se pasaba de caliente. Y la almohada cansada, sobre su cabeza. No debajo.

Mientras le daba vueltas a su mundo con el dedo pulgar, le hacían cosquillas las plumas que se le escapaban al cojín por entre los dedos, en el brazo derecho. Y le dolía la oreja de imaginarse que sonaba el teléfono.

De repente aquel ruido otra vez. Y ese temor recurrente...

Como si ese fuera el último tren posible. Como si no fuera a volver a pasar. Pero le faltaba un toque, un ligero empujón para caer de esa cama y salir corriendo.
El billete sobre la mesa desde el principio y su vida en la próxima estación.

2 comentarios:

  1. En el Amateurs ya te lo he dicho, me parece muy bueno. "Sobre aquella cama, doble, con una plaza libre..." Esas tres líneas son geniales! :)

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  2. ¡Muchas gracias también por aquí! ;) Viniendo de ti es un gran halago =)

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Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti