13 ago 2010

¿Te acuerdas?

Me enseñaste a contar las estrellas, a encontrarle la forma a las últimas nubes del día, cuando casi se fusionaban con el azul profundo de después. A pesar de lo que me costaba, hace años, todo era tan distinto... Me dijiste con un dibujo esquemático de una mariposa, y su ciclo vital, tantas cosas trascendentales, en aquella noche tan triste, que no sabría ni siquiera repetir, aunque las interioricé a la perfección, a pesar de mi corta edad, entonces... Me abrazaste contra tu pecho sin que te lo pidiera, me secaste las lágrimas y me sacaste sonrisas. Me ayudaste y ayudas con todas tus fuerzas, que me regalas, siempre. Me has contado tus secretos, me susurraste consejos que intento seguir a pie juntillas, aunque no me lo pediste. Me abriste puertas y ventanas, me diste las pautas para nadar, volar y soñar. Me sigues cuando me caigo para tenderme tu mano, y alentarme a no tirar la toalla, me contaste cuentos y cambiaste pañales. Aguantaste incluso, que te leyera aquella interminable Historia de España, que se me atragantó en el instituto, aquella madrugada y me explicaste hasta el último minuto lo fundamental para que saliera bien. Me inculcaste que apostara fuerte por lo que quiero, y que a veces eso no basta. Escuchaste mis primeras palabras sobre papel y a día de hoy sigues haciéndolo. Me cantaste, y contaste tu filosofía del mundo interior, que me han ido forjando las bases sobre las que hoy descansan mis ideas. Me regalaste un reloj y me advertiste que lo mejor sería utilizarlo lo justo. Me mostraste lo que era reírme del vértigo, contemplar la naturaleza y entenderla y admirarla. Me agarraste al borde de nada y me empujaste cuando yo no sabía si era el momento y el tren se me escapaba. Sin querer. Queriéndote por lo que eres y estás, por lo que me apoyas, escuchas, entiendes... A pesar de los desencuentros, siempre nos encontramos y encontraremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti