Me resulta totalmente asombroso cómo cambia una situación con una sola palabra de más, o de menos. Cómo cambia si lo dices o lo escribes, y si lo dices, si miras a los ojos mientras tanto, o al suelo o a otra persona. Cómo, si cuando hablas, buscas constantemente ese gesto en la cara, los brazos o las piernas de la persona en cuestión, o si por el contrario, te limitas a hablar como si en tu monólogo te fuera la vida, olvidando que quizás lo verdaderamente importante y decisivo está en el otro, y no en ti mismo.
Creo en el poder de la palabra,
en lo que el diálogo, si se cuida, puede lograr, a pesar de los pesares. Y de las diferencias. En ellas reside la riqueza y el crecimiento personal, si eres capaz de estar por encima de ellas, y aprender.

A mi siempre me gustó aprender, de aquí y de allí. Es el tipo de cosas que no se olvidan, con el paso del tiempo.
El poder de la palabra ha hecho lo mejor y lo peor en la Historia, pero siempre hay que quedarse con lo bueno :)
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