23 ago 2010

Reflexiones

Siempre ha llamado poderosamente mi curiosa atención esa capacidad que tienen algunos de convencer mediante la palabra. Oral y escrita. Hablando claro, la habilidad de saberte conducir, hasta tenerte en su terreno, y no sólo eso, sino que se aseguran de que estés cómodamente sentado y con pocas perspectivas de abandonar el nuevo lugar en el que te han colocado, aunque tú pienses que es cosa tuya. Y sólo tuya. Hasta el punto de tener la convicción de que a ti, de allí, no te mueve nadie. Aunque sólo tres minutos antes ni te lo planteabas.

Me resulta totalmente asombroso cómo cambia una situación con una sola palabra de más, o de menos. Cómo cambia si lo dices o lo escribes, y si lo dices, si miras a los ojos mientras tanto, o al suelo o a otra persona. Cómo, si cuando hablas, buscas constantemente ese gesto en la cara, los brazos o las piernas de la persona en cuestión, o si por el contrario, te limitas a hablar como si en tu monólogo te fuera la vida, olvidando que quizás lo verdaderamente importante y decisivo está en el otro, y no en ti mismo.

Creo en el poder de la palabra,Negrita en lo que el diálogo, si se cuida, puede lograr, a pesar de los pesares. Y de las diferencias. En ellas reside la riqueza y el crecimiento personal, si eres capaz de estar por encima de ellas, y aprender.

A mi siempre me gustó aprender, de aquí y de allí. Es el tipo de cosas que no se olvidan, con el paso del tiempo.


1 comentario:

  1. El poder de la palabra ha hecho lo mejor y lo peor en la Historia, pero siempre hay que quedarse con lo bueno :)

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Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti