5 ago 2009

Espiral

La mirabas. De arriba a abajo, haciendo pausas, para recorrer minuciosamente cada uno de sus recovecos, secretos, incluso sus complejos. Descaradamente. De eso no cabía duda, la cuestión es ... ¿Y tú? ¿te miraste en tu propio reflejo al menos una vez? Porque se te escapaba el amor a borbotones y a lo mejor, entre tanto, te perdiste en aquella espiral del espejo. Es sólo una probabilidad... pero por si acaso, buscaremos testigos, sacaremos fotos, escucharemos una y otra vez todas las cintas. Porque yo no te voy a dejar solo... Ni siquiera cuando el sol se ponga sobre la lente de tu cámara, y se nos caigan los recuerdos por el peso de la gravedad. No, eso tenlo claro. Vámonos de aquí. Yo te propongo Ibiza. Eso sí, de día. Porque paso de las noches borrosas y las pastillas en vena. Paso de perderme. Busquémonos. Fijo que al otro lado estaremos, sólo nos falta traspasar un poco de cristal. Nada más. Tú corre. Que yo volaré. No pienso parar. Eso seguro. Yo te daré la mano, tú preocúpate de no soltarme... Si levantas la vista, si andas un poco más, en el sentido contrario, y nadamos al llegar al final, a contracorriente... quizás encontremos las respuestas que buscabas, las piezas del puzzle, los sueños en baúles del recuerdo. Las ilusiones desorientadas a las que regalaremos brújulas. Bucearemos y rescataremos las señales olvidadas bajo el mar... Las estrellas, a estas alturas, se estremecen en tu espalda, inyectándote toda su luz. Y tal vez, por el camino, te cruces con la montaña de soluciones como en el final del periódico, la de los pasatiempos. Porque, ¿qué es la vida al final, si no un pasatiempo? Y ya que hablamos de tiempos, y de perderlo, y sumarlo, multiplicarlo para luego, finalmente, dividir, y restar sin parar... Mejor que nos sumamos juntos en esta multiplicación, dure lo que dure... y a ver qué encontramos. ¿No?
Vivir por vivir, soñando, bebiendo, fumando, seamos, sencillamente. Sólo eso. ¡Saltar! Correr, brillar... Sonreír y querer... Vibrar. Da igual lo demás. Confía en mí...

- Quítate las gafas de sol. -(que no veo a dónde miras) -.
- Paso. Ponte tú las tuyas, y así estamos en paz.
- (Sonrisa, mirada desafiante, mirada en proceso de conformarse, y más risas que hacen aún más grande la boca de ella).
- (Mirada al infinito y sonrisa de puntillas sobre los labios de él, el sol poniéndose sobre sus ojos).

- (minutos después) un silencio que dice a gritos "gracias" por entre los labios, incluso por los ojos atardecidos de él.
- Unos puntos suspensivos y unas cuantas caricias envueltas, en paquetes de kleenex, que escapan de los bolsillos de ella.

Y colorín colorado, le quitaron el final al punto, en un descuido.

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Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti